La grabación y reproducción del
sonido de forma artificial es un
proceso que se inició desde
finales del siglo XIX y continúa
hasta nuestros días a la par de
la implementación de los
avances tecnológicos en el
campo de la música,
permitiendo así la mejora del
sonido en términos de calidad,
vida útil y durabilidad.
El primer artefacto en registrar
sonidos fue el fonoautógrafo,
patentado en 1857 y tres años
después se realizaría la primera
grabación de la que se tenga
conocimiento. En 1877,
Thomas Edison crea el
fonógrafo siendo este capaz no
sólo de grabar, sino de
reproducir sonido.
Diez años más tarde se crea el
gramófono que desplazó el
invento de Edison debido a las
ventajas que tenía por su bajo
coste de producción. Para 1925
aparece por primera vez el
tocadiscos, permitiendo
reproducir los discos de forma
eléctrica y con un sonido de
mejor calidad.
A finales de 1940 surge el disco
de vinilo que ofrecía una mayor
duración y calidad de sonido.
Para la misma época se inventa
el magnetófono con el cual se
podían hacer buenas
grabaciones y de larga
duración, adoptándose en
todas las estaciones de radio y
estudios de grabación. De igual
forma para 1947 se inventa el
transistor que daría pie años
después, a la revolución
tecnológica.
En 1963, se desarrolla el casete
compacto obteniendo un gran
éxito comercial ya que era
pequeño, económico y portátil.
De ahí en adelante, numerosos
soportes basados en el casete,
fueron inventados como por
ejemplo el VHS, mini DV y el
microcasete.
Posteriormente en 1979, se
crea el primer formato digital
para audio que con el tiempo
terminó dejando en el olvido al
disco de vinilo y al casete de
audio: el disco compacto o CD.
Sin embargo el formato MP3
vendría a ser el invento más
revolucionario para el consumo
de audio en 1986. Hoy en día es
el más popular usándose
incluso en teléfonos celulares
por su característica de
compresión de audio de alta
calidad.
Evolución de los formatos
de audio hasta nuestros días
Por Johanna Sandoval
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