Alberzana Alberzana digital interactiva Nº2 | Page 33
lo mismo te podía llover dentro, que el
cristal fuese una pecera sin peces o que
los asientos no estuviesen enteros. En
los trenes te podía tocar o un tren mo-
derno o una reliquia, que no sabías ni
como ese tren aún podía seguir en fun-
cionamiento. Pese a eso siempre dis-
frutábamos mucho donde fuésemos.
Para mí ha sido una gran experien-
cia, personalmente animo a todo el
que quiera hacer la FCT en el extranje-
ro que lo haga sin pensárselo, ya que es
una gran experiencia que te hace cre-
cer como persona, conocer otras cultu-
ras, otros idiomas y además te ayuda a
conocer gente de muchos lugares dis-
tintos.
ya que mi nivel de italiano era cero. Al
principio nos entendíamos como po-
díamos con gestos, en inglés, italiano,
español. Cuando fue pasando el tiem-
po ya si empecé a entender y hablar
más italiano.
En Martina había muchos españoles
que estaban allí como nosotros reali-
zando sus FCT, cada uno de ciclos di-
ferentes. Gracias a Cultura e Dintor-
ni los conocimos a todos. Los primeros
días nada más llegar Cultura e Dintor-
ni que fue la organización que nos bus-
có las empresas y el alojamiento, nos
hizo una fiesta donde estuvimos coci-
nando pasta fresca típica de allí, focac-
cia, y productos típicos de la zona. Ese
día fue el primer día que veíamos a los
españoles que tanto nos habían habla-
do de ellos, pasamos una gran noche y
nos integraron muy bien en el grupo.
Como era Semana Santa nos enseña-
ron las tradiciones Italianas y una de
ellas era quedar para comer con la fa-
milia el Día de Pascua. Por un tiempo
nuestras familias iban a ser los espa-
ñoles que habíamos conocido. Para ese
día, cada uno cocinó un plato. Queda-
mos en la casa más grande que tenía-
mos, para que pudiésemos comer to-
www.sancristobal.amgr.es
dos juntos celebrando la Pascua, como
buenos “italianos”.
Nos hicimos muy buenos amigos
unos de otros, todos los fines de sema-
na, como los teníamos libres, los dedi-
cábamos para ir a visitar los pueblos,
que nos habían dicho que eran los más
bonitos. Cuando llegó el buen tiem-
po, algunos fines de semana, los apro-
vechábamos para ir a la playa. Mu-
chas veces íbamos en autobuses, que
33