La ESA se está planteando ampliar sus actividades a una nueva región del cielo gracias a un novedoso tipo de vehículo aéreo, una especie de ‘eslabón perdido’ entre los drones y los satélites.
Los pseudosatélites de gran altitud (HAPS) son plataformas que flotan o vuelan a una altitud elevada, como las naves convencionales, pero que funcionan como satélites, salvo porque en lugar de operar desde el espacio pueden mantener su posición en la atmósfera durante semanas o meses, ofreciendo cobertura continua del territorio que cubren.
La mejor altitud operativa ronda los 20 km, por encima de nubes y corrientes y unos 10 km por encima de los aviones comerciales, donde las velocidades del viento son lo bastante bajas como para que su posición se mantenga durante largos periodos.
Desde esa altura, los pseudosatélites tienen un alcance de observación de hasta 500 km de distancia, por lo que pueden realizar labores de monitorización y vigilancia de precisión, llevar a cabo comunicaciones de gran ancho de banda u ofrecer respaldo a los servicios de navegación por satélite existentes.
Varias direcciones de la ESA se han unido para investigar su potencial, como explica el especialista en sistemas futuros Antonio Ciccolella: “En observación de la Tierra, podrían ofrecer cobertura prolongada de alta resolución en regiones prioritarias, mientras que en lo relativo a navegación y telecomunicaciones, podrían reducir los puntos ciegos en la cobertura y combinar un gran ancho de banda con un retardo insignificante de la señal”.
ENTRE EL DRON Y EL SATÉLITE: PLATAFORMAS AÉREAS DE GRAN ALTITUD