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también aquellos cómplices sin cuya cooperación el delito no se hubiera producido”.
Es curioso advertir que esta agrupación, a pesar de decirse “católica”, no tiene ningún
tipo de actividad parroquial más que la promoción del pecado del aborto.[275] Pero a
esta altura debería quedarnos claro que el nombre de la asociación “Católicas por el
derecho a decidir” incurre en una contradicción tan absurda como haberle llamado
“Católicas por el derecho a no creer en Dios y seguir llamándose católicas”. Sin
embargo, el nombre en cuestión no es de ninguna manera inocente: lo que se procura
con él es instalar en la opinión pública la idea de que existen personas que,
pertenecientes a la misma Iglesia católica que las feministas atacan, creen y apoyan
todas las demandas de estas últimas. Asimismo, se trata de corroer la unidad discursiva
de la propia Iglesia, dando la ilusión de que sus posturas más fundamentales no son
contempladas por todos los fieles y que hay “otra vía”, confundiendo a la comunidad
católica. En una palabra, se trata de la vieja táctica del “entrismo”.
Volteando nuestra mirada hacia otro lado, un caso de organización feminista
exclusivamente lésbica en Argentina es “Las Fulanas”, quienes en la carta de
presentación de su sitio web dicen: “Ser feministas significa para nosotras reconocer la
existencia de un sistema patriarcal heteronormativo (…). Creemos en el socialismo
como sistema de organización política-económica, porque consideramos justa la
posesión pública de los medios de producción y su administración en pro del interés de
la sociedad en general, y no a favor de clases o grupos particulares”.[276] Nótese que
el tema de la lucha anticapitalista es una constante que parece no tener excepción en
este tipo de agrupaciones. A Las Fulanas también les gustan las pintadas en los
espacios públicos: “Qué difícil es ser mariposa en un mundo de gusanos
capitalistas”[277] es una de sus “reflexiones” predilectas.
Resulta curioso advertir, no obstante, que muchas de estas organizaciones
feministas y think tanks promotores de la ideología de género y del aborto están muy
bien financiadas nada menos que por el ala izquierdista del poder financiero mundial.
Así por ejemplo, encontramos que muchas de ellas reciben periódicamente abultadas
sumas de dinero nada menos que del International Planned Parenthood Federation
(IPPL), organización que maneja un presupuesto anual de 125 millones de dólares,
suma compuesta en gran parte por las jugosas donaciones de la Ford Foundation y la
Bill & Melinda Gates Foundation. El dinero proviene también del magnate Warren
Buffett, quien ya ha donado aquí más de 289 millones de dólares.[278] Recientemente
se ha descubierto que la filial estadounidense de IPPL, el Planned Parenthood
Federation of America, lleva adelante millonarios negocios con los fetos abortados,
vendiéndoles este “producto” a la industria cosmética, especialmente el colágeno, y
traficando órganos. La investigación fue realizada por el Center for Medical
Progress[279], y se ha encontrado, además, evidencia de abortos realizados hasta el