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los homosexuales, entre hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres.
Está sucediendo en todas las regiones, sin excepción”[562], afirmó el científico
brasileño Luis Loures[563], actual director ejecutivo de Unaids (programa de lucha
contra el Sida de las Naciones Unidas), al presentar el informe anual de esa entidad
(julio de 2014). Y no es para menos. Según la mismísima ONU —órgano nada hostil a
la hora de financiar las actividades de la ideología de género—: “los hombres gay y
otros hombres que tienen sexo con hombres son 19 veces más propensos a vivir con
VIH que la población general”, y “las mujeres transgénero son 49 veces más propensas
a vivir con VIH que otros adultos en edad reproductiva” (cifras del Programa Conjunto
de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA -ONUSIDA)[564].
Estos contundentes datos científicos, provenientes de una organización mundial
afín a la agenda homosexual, tiran a la basura los aforismos igualitarios y demagógicos
que alegan que “todos tenemos las mismas chances de contagiarnos el SIDA”. Por
supuesto que todos podemos contagiarnos SIDA: pero no todos tenemos las mismas
chances. Mutatis mutandis, todos podemos tener la mala fortuna de lesionarnos el
oído, pero quien tiene el fetiche erótico de introducirse un punzón en la oreja tiene
muchísimo más chances de ensordecer que aquellos que no incurren en ese desatino.
Dicho de una manera más convencional: todos podemos morir de cáncer de pulmón,
pero el no fumador no tiene las mismas chances que el fumador consuetudinario. Si esta
última advertencia es de público conocimiento y hasta el Estado obliga a alertar al
fumador en los mismísimos paquetes de cigarrillos acerca de las consecuencias de su
vicio: ¿Por qué el Estado castiga por “discriminador” a todo aquel que señale la
relación intrínseca entre sodomía y SIDA?[565]
Tomemos por caso la experiencia norteamericana: si bien en los Estados
Unidos la población homosexual es apenas del 1,6% del total conforme cifras ya
citadas provenientes del CDC (Centers for Disease Control and Prevention)
dependiente del Ministerio de Salud del gobierno norteamericano[566], fue éste mismo
órgano de estatal quien también reveló que en el año 2010, en materia de portadores de
VIH, los hombres jóvenes homo y bisexuales (entre 13 y 24 años) de ese país
representaron no el reducido proporcional 1,6% equivalente al sector poblacional
homosexual, sino un escandaloso 72 % sobre el total de las nuevas infecciones. Más
aún: el día 23 de septiembre de ese año, el mismo organismo realizó un estudio de
epidemiología del SIDA discriminando en las 21 principales ciudades de USA
arribando a la siguiente conclusión: el 20% de los varones homosexuales tienen
VIH[567], llegando su extremo estadístico más preocupante en la ciudad de San
Francisco (paraíso homosexual por antonomasia del Estado de California), donde se
instalan homosexuales de todo el mundo a gozar de una vida “festiva y
desprejuiciada”, siendo que además de ser un rentable centro urbano promovido por