ISBN 0124-0854
N º 195 Febrero de 2013
Las ropas
Carlo Emilio Piazzini Las ropas, esos seres que la moda quisiera domesticar pero con los cuales tenemos una relación íntima que nos cubre y nos descubre, sobre los cuales nacemos, soñamos, amamos y morimos, revelan en estas imágenes que tienen vida propia. No independientes de nosotros, pero tampoco plegadas a nuestro parecer, las ropas tienen una extraña vocación de salir, de mostrarse siempre, incluso aquellas más íntimas y reservadas: calzones, sostenes, piyamas y sábanas se agolpan al lado de pantalones, blusas, zapatos y camisas formando una muchedumbre alegre que nos mira desde el corredor, el balcón, el solar, la fachada o la azotea. Camufladas en el imperativo moral que sus dueños profesan por la limpieza, periódicamente les imponen un prolongado ritual que combina agua, sol y viento, gracias al cual huyen por unas horas de los cuerpos, las camas, las mesas y los cajones para salir y desparramarse desordenadamente, con tal de mostrarse a todos como son: sin compostura, arrugadas y sin reparar en ninguna regla de combinación de los colores. Apenas unas pocas permanecen prisioneras y nos miran tristes a través de las rejas de un absurdo patio interior, víctimas de aquella estética urbana que, cómplice de una mezquina arquitectura del mínimo espacio vital, ha ordenado que no salgan solas, que no se dejen ver, como no sea cubriendo el cuerpo de sus pretendidos dueños.
Estas ropas tienen vida. Y en aquellas geografías rurales y urbanas que se resisten a las estéticas de la planeación, en las cuales lamentablemente también se han ensañado la muerte y el destierro, las ropas al aire son las más claras señales de vida. Cuando las ropas no están a la vista, no hay gente … todos se han ido.
Carlo Emilio Piazzini, antropólogo.