ISBN 0124-0854
N º 195 Febrero de 2013
Y aparece, mirándome de frente, la protagonista de esta maravillosa obra, suspendida por los ganchos de colgar prendidos en su vestido negro— que se confunden con su tono de piel—, dispuestos también como en una intención de orden cromático. Comienza a recoger la ropa, su vientre sujeto y amarrado, enseñándome que era la artífice de toda esta limpieza y orden de las prendas de vestir que esperaban para ser guardadas y usadas.
A partir de ese día comencé a ver en la cotidianidad de las calles, del campo, de los balcones, las fachadas, los patios, las cuerdas, los techos, los árboles y en cada uno de los rincones y objetos posibles( hasta en una moto), la ropa. Ese elemento que se ha vuelto como la segunda piel en nuestro cuerpo, vistiéndolo para maquillarlo de color, de forma, y para impregnarlo de personalidad. La ropa con su singular figura adorna, entonces, no sólo nuestro cuerpo, sino también el entorno.
Zona rural de Jardín, Antioquia, noviembre de 2010