ISBN 0124-0854
N º 184 Febrero de 2012 de nombre!”, me decía el director; pero yo me negué terminantemente.
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¿ Que por qué se llaman Greguerías? Al encontrar el género me di cuenta de que había que buscar una palabra que no fuese reflexiva ni demasiado usada, para bautizarle bien. Entonces metí la mano en el gran bombo de las palabras, y al azar, que debe ser el bautizador de los mejores hallazgos, saqué una bola... Era“ greguería”, aún en singular; pero yo planté esa bolita y tuve un jardín de greguerías. Me quedé con la palabra por lo eufónica y por los secretos que tiene en su sexo. Greguería, algarabía, gritería confusa.( En los anteriores diccionarios significaba el griterío de los cerditos cuando van detrás de su mamá.) Lo que gritan los seres confusamente desde su inconsciencia, lo que gritan las cosas.
Por lo menos no puede caber duda de que he bautizado un género con una palabra que estaba perdida en el diccionario, que no era nombre de nada y que ahora, al ser pronunciada por alguien en un diario, o por un micrófono, hace que resulte aludido yo, que cambié su sentido, que la convertí en lo que no era.
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La greguería no consiste más que en un matiz entre todos los matices, el matiz de un plural, de una palabrita-oiga, que le voy a decir“ una palabrita”-, una virgulilla, una tilde, algo que podrá ser una incorrección, un ripio, una pifia, un balbuceo, una virguería rotunda, una piedrecita, un número, un desplante, un error.
Tomado de Greguerías. Selección 1910-1960, Madrid, Espasa Calpe, 1991.
� No hay que tirarse desde demasiado alto para no arrepentirse por el camino. � En la noche helada cicatrizan todos los charcos. � Perder un pañuelo es comprometerse en llantos ajenos. � La lluvia en la madrugada es como lluvia en trenes o andenes. � El péndulo del reloj acuna las horas. � Lloraba de frío la noche. � Las estrellas telegrafían temblores. � El alba riega las calles con el polvo de los siglos. � Las gaviotas nacieron de los pañuelos que dicen ¡ adiós! en los puertos. � Los bebés con chupete miran al fumador en pipa como a un compañero de cochecito. � En las cajas de lápices guardan sus sueños los niños.