Agenda Cultural UdeA - Año 2011 NOVIEMBRE | Página 8

ISBN 0124-0854
N º 182 noviembre de 2011

La hamaca grande de Adolfo Pacheco: metáfora cultural de la provincia

Simón Martínez Ubarnez
Folclor es lo que el pueblo sabe sin que nadie se lo haya enseñado.
Atahualpa Yupanqui

L

os primitivos habitantes del Caribe colombiano, que un día fabricaron las que han sido consideradas las más bellas y sonoras flautas de pico, o los que fabricaron las gaitas macho y hembra, con características no encontradas en ningún otro sitio de Colombia y de América, fuera del contexto espacial caribeño— donde se les conoce según la región de uso con los nombres mágicos de chuana, suarra, supé, kuamapurri, kuissi o carrizo—, nunca tuvieron entre sus presupuestos que un día esos instrumentos servirían de base ancestral para la expresión musical, en una de las regiones más prolíferas en talento y creación del continente americano.
Tampoco presupuestaron nuestros antepasados que esas gaitas“ que sólo
Maestro Adolfo Pacheco, foto Marina Quintero Quintero, Archivo personal.
cuentan historias sagradas / que antepasados recuerdos esconden”, y sus melódicos carrizos, un día harían parte de un singular regalo. Adolfo Pacheco, digno descendiente de la estirpe Caribe, en representación de su raza, decidió llevarlas a un pueblo hermano, al que los dioses protectores de la memoria del pueblo costeño premiaron con el don genético de la musicalidad, don con que se