Agenda Cultural UdeA - Año 2010 SEPTIEMBRE | Page 2

ISBN 0124-0854
N º 169 Septiembre de 2010

¿ Quién le teme a la belleza ?

La

relación entre el arte y la belleza ha sido compleja desde tiempos antiguos . Bajo el cobijo del mito y la religión , o tras la secularización moderna de la cultura , el arte y la belleza han logrado uniones felices y han padecido drásticos desencuentros que ponen al descubierto la contingencia de la unión entre arte y vida , tan reiteradamente proclamada como acusada . El arte y la belleza son , asimismo , nociones escurridizas . Comparable al arte que es un concepto refutable , sobre la belleza nadie tiene tampoco la última palabra , como ocurre con la felicidad . La confrontación entre arte y vida no ceja porque la belleza pulsa de por medio , tensa a ambos como una promesa que los une o los opone y les recuerda su lugar : a la vida sus dependencias y su prosa –– vida sin belleza —, y al arte la soberanía meramente decorativa de sus poéticas — belleza inútil —.
El arte del siglo XX nos legó prevenciones y temores contra la belleza difíciles de superar . Para las vanguardias de principios de siglo , el arte como producción de la belleza es el arte del pasado , el arte del poder y de los valores burgueses cuya validez desmintió la primera Gran Guerra . Según la consigna dadaísta , lo que el nuevo artista necesita para el arte del presente ya no es estética sino un estado mental , y junto a su actitud libertaria campea la consigna política activista del arte comprometido de los movimientos revolucionarios de entonces . La instrumentalización de la belleza en los sistemas totalitarios afianza la indisposición , desacredita la belleza en el mundo de la vida cotidiana y la consagra para el arte de propaganda ; la belleza queda para la publicidad , para acreditar con su aura de exclusividad la prodigalidad de los estímulos para el consumo . Los artistas que se atienen a la autonomía del arte tampoco se comprometen con la belleza ; para inmunizarse contra cualquier poder , radicalizan dicha autonomía , la convierten en una autorreferencia que no admite para el arte más logros que los estéticos , compensaciones a la lidia experimental con los medios respectivos de cada arte . Por eso es hoy tan difícil concebir una relación desaprensiva entre el arte y la belleza , o practicar una crítica de arte capaz de nombrarla .
[…]
El interés del Seminario no está dirigido a una cosmética de ― retorno al orden ‖, ni es una invitación a buscar nuevos valores en el arte del pasado , razones fáciles de invocar por quienes , en nombre de la actitud progresista , profesan y predican el descarte de la belleza , sino más bien , a cuestionar en el arte el discurso en boga contra ella , que el