ISBN 0124-0854
N º 158 Septiembre de 2009
De este modo , las ciencias clásicas , como la Anatomía , la Gramática o el análisis de las riquezas , que funcionaban a modo de listados , se convierten en la Biología , la Filología y las Ciencias Económicas , sistemas de representación cerrados sobre sí mismos sobre la base de un funcionamiento específico . Lo importante es que el centro de estos sistemas , lo que sostiene el ser de sus representaciones , deja de estar incluidos en ellos mismos : la vida , el lenguaje o el valor de cambio pasan a ser fenómenos que superan el campo de la Biología , la Filología o las Ciencias Económicas , que quedan fuera de sus campos de representación . Estos sistemas hacen visibles sus modos de funcionamiento , pero no su ser , de ahí la necesidad de nuevas disciplinas , que han conformado las actuales Ciencias Humanas , como la Sicología , la Antropología , la Sociología o la Teoría del Lenguaje . La perspectiva de la teatralidad no solo manifiesta la exterioridad material de los sistemas , sino también el modo como funcionan , dejando ver sus límites exteriores . Se presentan como sistemas en cierto modo autónomos , emancipados de cualquier finalidad exterior a ellos mismo , lo que no quiere decir que dejen de convivir con otros sistemas .
Bajo este paradigma de la teatralidad y su concepción de la realidad como sistemas de representación en funcionamiento se despliega la cultura moderna . Esto implica un modo de entender la realidad a partir de sus limitaciones , desde la consciencia explícita del vacío que subyace a cada sistema de representación . Sobre esa fractura abierta por las distancias de teatralidad crece el pensamiento contemporáneo . Con el pecado original y el castigo por el deseo de conocimiento , el ojo divino inaugura la historia de la representación en el mito bíblico 14 . El hombre se siente desnudo bajo la mirada de Dios , se siente mirado , en mitad del mundo entendido como escenario , condenado a verse como sujeto y objeto de la representación al mismo tiempo , escindido entre su finitud y lo ilimitado de su deseo , entre su ser y su representación , entre lo que es y lo que parece . La diferencia con la imagen del tópico clásico del “ mundo como teatro ” consiste en que ya no se trata de representaciones entendidas desde sus resultados exteriores , sino desde sus funcionamientos internos , desde sus juegos de inestabilidades y vacíos . Ya no es el mundo visto como una escena