ISBN 0124-0854
N º 158 Septiembre de 2009
Al lado de la enorme atención prestada desde el Formalismo ruso a la cuestión de la literariedad, hay que destacar el hecho de que, de manera más velada y difusa, la pregunta acerca de la teatralidad ha funcionado de forma paralela a partir de los años sesenta. De alguna manera, una pregunta ha venido a relevar a la otra como motor de las humanidades. Si el enfoque literario ha impuesto una imagen de la realidad y la historia en tanto que“ texto”, es decir, como una estructura fijada que se ofrece para su interpretación; la mirada teatral ha promovido una idea de la cultura como proceso antes que como resultado. La historia ya no se entiende únicamente como un conjunto de textos, convertidos en monumentos, que nos llegan hasta el presente, sino también un conjunto de actividades, de puestas en escena y ceremonias, de modos de representación y maneras como estas representaciones son percibidas por la sociedad. Se trata de una concepción dinámica y performativa, que no concibe la realidad como algo acabado, sino como un continuo hacerse. La pregunta acerca de la teatralidad, formulada en ámbitos dispares y sin un contacto previo entre ellos, vendría a sumarse al interrogante sobre la literariedad, no para excluirlo, sino para añadir nuevos acercamientos a la comprensión de la cultura y la historia.
Estrechamente ligado a este enfoque hay que entender el auge de los estudios en torno a la idea de performance, la difusión de los conceptos de fiesta, rito y juego en la Etnografía y la Sociología o el denominado giro pragmático en la Lingüística y la Filosofía durante el siglo xx 2. Detrás de estos acercamientos subyace la necesidad de entender toda realidad como un proceso de puesta en escena que solo funciona en la medida en que se está produciendo, es decir, que está siendo percibido por unos espectadores.
Curiosamente, no ha sido en el ámbito de los estudios teatrales donde primero se ha desarrollado este enfoque, sino que hay que esperar a los primeros años noventa para que se empiece a aplicar de manera más sistemática a la historia y el análisis del arte escénico, por autores como Feral 3, Villegas 4, Fischer-Lichte 5, Fiebach 6 o Finter 7.