Agenda Cultural UdeA - Año 2009 OCTUBRE | Page 5

ISBN 0124-0854
N º 159 Octubre de 2009
Embajador de Colombia en Alemania 1977-1978
Una mañana de enero de 1977 , estando en mi oficina de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes , recibí una llamada del canciller Indalecio Liévano Aguirre , quien me manifestó que quería hablar conmigo . Al efecto , a eso de las diez de la mañana bajé a las oficinas del Ministerio de Relaciones Exteriores , situadas entonces en un edificio de la carrera 5 ª con la calle 20 . “ Viejo — me dijo el canciller Liévano —, te llamo para comunicarte que el presidente López Michelsen quiere que te vayas de embajador en la República Federal de Alemania ”. Sorprendido con tan honroso ofrecimiento le respondí que en principio lo aceptaba , pero que necesitaba consultarlo con mi familia antes de tomar una decisión definitiva . Al día siguiente lo llamé por teléfono para comunicarle que aceptaba el nombramiento y en los días posteriores me dediqué a preparar el viaje . Llenados los trámites de rutina en el Ministerio de Relaciones Exteriores , quince días después emprendí el viaje hacia Bonn , la capital de la República Federal de Alemania , en compañía de Yolanda , mi esposa , y de mis hijos Rosario y Lorenzo .
Llegados al aeropuerto de Frankfurt , donde nos esperaban el cónsul de Colombia en esa ciudad y un funcionario del ministerio de Relaciones Exteriores alemán , al bajar del avión tenía yo los pies tan hinchados que me fue imposible calzarme . Tuve , pues , que descender del avión descalzo , con los zapatos en la mano . Tras un día de descanso en Frankfurt , nos dirigimos a Bonn , donde fuimos recibidos por el secretario de la Embajada , Hernando Dueñas , y los demás funcionarios de ella . Acto seguido nos dirigimos a la residencia del embajador , situada en Johanniter Strasse . La casa no tenía nada de espectacular , pero era una residencia cómoda y decorosa . En el primer piso tenía una amplia sala y un cuarto para oficina del embajador y en el segundo , varias alcobas . Tenía , además , un sótano que podía ser acondicionado para la recepción eventual de dos o tres huéspedes . Aunque era una residencia cómoda y apropiada para sus funciones , en ese momento no presentaba un buen aspecto : las alfombras estaban desgastadas y algún embajador anterior al doctor Carlos Restrepo Piedrahíta , que me había antecedido en funciones , había hecho construir en la sala una especie de