Agenda Cultural UdeA - Año 2009 JUNIO | Page 12

N º 155 Junio de 2009
ISBN 0124-0854

N º 155 Junio de 2009

Al comparar la obra de Kcho con el ídolo derrotado de Elso , se puede entender bien la mutación ocurrida en el arte latinoamericano y el cambio de sus relaciones con los diferentes procesos sociales y culturales . En el año 1995 , en el Premio de la Unesco para la Promoción de las Artes y en la Bienal de Corea , las obras de un joven artista de 25 años , proveniente de la isla , asombraron a críticos y curadores . Contundentes objetos construidos con remos , alusiones directas a la situación de los balseros de la isla , metáforas de las tumultuosas fugas a Miami y de los desembarcos africanos en Europa , referencias poéticas al viaje y a la migración forzada hacían de sus muestras una conmovedora apelación a las implicaciones de los nuevos nomadismos propiciados por el exilio , la miseria y el hálito de la globalización . Pierre Restany , el legendario crítico fundador del Nuevo Realismo francés de la década del sesenta , y jurado de uno de estos certámenes , expresaba bien lo que hacía particularmente relevantes los objetos de Kcho , en su vínculo con las dos linguas francas del arte contemporáneo de América Latina : la instalación y la recuperación del objeto . Las cualidades teatrales de ambos lenguajes , sin duda , los convertían en el mejor vehículo para artistas que deseaban evocar una atmósfera cultural , política o histórica tan problemática como urgente . Con ello , quedaba confirmado el hecho de que los artistas latinoamericanos contemporáneos no trabajan bajo el paradigma de la práctica de un lenguaje . Su ámbito es el de las problemáticas antropológicas y culturales , que abordan con un repertorio amplio y ecléctico de formas y recursos . Y es precisamente en esa vocación por recuperar objetos cargados anímicamente , que tienen un poder simbólico para concretar en un hecho poético las determinaciones de la historia y la política , donde se halla el propósito de Kcho . El título de la obra , con su alusión a la mixtura lingüística , no puede ser más elocuente . Sólo que la “ conversación ” parece ocurrir a distancia , en ese ámbito donde el inmigrante conserva la distancia con la casa y lo que le fue suyo . La imposibilidad del retorno queda ilustrada en la elevación de los objetos cotidianos sobre las bases de los remos . El aparato de radio , que acaso transmitirá lo que ocurra en tierra ajena ( a la que se espera huir o a la que se espera volver ), la lámpara que alumbra una espera interminable , las sillas donde reposa el viajero o sueña el que no puede viajar , la mesa con gavetas donde se aprisionan los recuerdos , acaban por ofrecerse al espectador como un mástil inaccesible , pues los remos se hunden en esa agua que separa el dolor de los que sufren de la contemplación de aquellos que sólo puede ver por televisión lo que ocurre en altamar .
La migración y los materiales de la vida pasada son temas que se aúnan en un objeto donde atmósfera melancólica , símbolo histórico e interacción con el espectador ayudan al mismo propósito : nombrar de manera plausible una realidad intolerable . Si los seres zoomorfos de Lam , el guerrillero de Korda y el prócer malogrado de Elso se erigen y postulan como símbolos donde el arte busca su intersección definitiva con la política , en la obra de Kcho tal erección es literal y aquello que se eleva ante nosotros es