ISBN 0124-0854
N º 148 Octubre 2008
Escribir es el más solitario y silencioso de los vicios solitarios . Es mi truco preferido para dejar de ser . Reconozco sin vergüenza que soy un escritor escapista . No lo niego ni me aflijo . Tampoco le temo a la bronca estalinista . Soy consciente , eso sí , de que “ el fracaso es el destino de la mayoría de los que nos dedicamos al oficio inútil de escribir ”, según lo siente el narrador de El informe de Galves , ese excelente thriller de Roberto Rubiano Vargas en el que vivir y morir , escribir y no escribir , vienen siendo lo mismo . Porque la literatura es una amante ambigua pero complaciente , esquiva pero tierna , efímera pero eterna . Exige muy poco a quienes la amamos : deseo , curiosidad , imaginación , gratitud . Y , lo más obvio , escribir , hacer la obra .
Me gustaría decir más pero no me sale . ¡ Qué difícil es explicar cómo hace uno lo que hace !
Creo , eso sí , que los premios literarios son una vana gloria . Una vanagloria . Algo contingente y provisional , alimento para el ego , no para la obra . Si ganas uno , corres el riesgo de tomártelo en serio y alejarte de lo mejor de la literatura , o sea , el placer de inventar . Si no ganas , el rencor se vuelve tu segundo apellido .
En el año 2000 gané el Primer Premio Nacional de Novela Universidad de Antioquia con Mentirás al prójimo como a ti mismo , mi primera novela , escandalosa para unos , demasiado intensa para otros , 464 páginas de exaltada fe en la literatura . Me dicen que se defiende bien , por sí misma , con sus aciertos y carencias , ópera prima de un fulano deslumbrado por los misterios de la palabra escrita y convencido de que “ hacer su obra ” es lo único que cuenta para un escritor de verdad . El impulso del premio me ha durado