ISBN 0124-0854
N º 150 Diciembre 2008
De Memorias enanas
Elkin Obregón
" Sabaneta "
Nuestra finca quedaba en Sabaneta. Todavía existe, un poco maltratada, pero hace mucho que no es nuestra. También el entorno es otro, tan diferente que hace difícil ubicar el antiguo. Pasábamos allí las vacaciones de julio y diciembre. No quiero incurrir en nostalgias, describir fiestas, navidades, costumbres. Hay infinitos recuerdos de vacaciones mucho más ricos que los míos. O todos son-los que fueron- igualmente ricos. No vale la pena evo carlos, hacen parte de una dicha común, real o falsa. Quiero hablar solamente de mi encuentro con las mujeres. Una familia ocupó la finca vecina a la nuestra. Nosotros éramos tres, en la familia recién llegada había tres niñas cuyas edades coincidían más o menos con las nuestras. De inmediato nos hicimos amigos. Nuestras primeras amigas. Yo tenía diez años. La chica de mi edad se
tornó por lógica mi cómplice. Al año siguiente, durante las segundas vacaciones compartidas, llegué sin prisa a comprender que la veía con otros ojos, y que esa visión era el amor. Aquella niña fue para mí la primera mujer. La miraba, hipnotizado, y pensaba de veras que ninguna en el mundo podía ser más bella. Fue mi amor iniciático, por cierto, desgraciado. Pero gracias a él puedo saber que el Elkin Obregón amor puede estar libre de deseo. Sólo le hace falta el asombro. Cuando yo la veía, sentía que apenas ella podía ser real. Todo lo demás eran sombras, cuotas ilusorias, siluetas. Un trozo de su piel, un escorzo de tobillo, me explicaban sin apetencia carnal la realidad del mundo. Aunque no me amó, ella me regaló esa verdad, que sólo después pude definir: la sensación de asombro que preside el encuentro con el otro.