El muñeco estuvo listo a las
ISBN 0124-0854
N º 150 Diciembre 2008
De La ciudad de todos los adioses
César Alzate Vargas
El muñeco estuvo listo a las
diez. Lo bautizaron con el nombre del último ex presidente, para disfrutar más de su extinción. Lo rellenaron de trapo y papeletas de pólvora. Le pusieron sombrero, saco, pantalones y zapatos viejos del abuelo. En la boca le pegaron un tabaco. Lo sentaron en un tronco, en la mitad del primer patio. Al lado, en un acto de generosidad con el moribundo, le colocaron una botella de aguardiente sin destapar. Le colgaron del cuello un letrero escrito en cartón: cómo nos has hecho sufrir, hijueputa. En un bolsillo del saco, el testamento que había de leer el abuelo.
-No jodás: el treintaiuno de diciembre es el día más güevón del año. Uno se la pasa horas y horas, minuto por minuto, esperando que
lleguen las doce, y nada. Es agonía pura, llave. Uno pendiente, juega remis, un partido, habla, bebe. Todas las putas cosas del año se hacen en este solo día y hay tiempo hasta para comerse por última vez a la pelada. Y mirá: tanto rato en este marica baile y todavía falta como media hora.
No estaba a gusto.
Llegó al baile ya tarde. Sólo pretendía darle el feliz año al Doctor Corazón, y éste no le permitió irse. Como nadie más le hacía caso, lo sentó a su lado y se dedicó a hablarle y darle aguardiente.