ISBN 0124-0854
N º 126 Octubre de 2006
Los muchos sentidos de la Agenda Cultural
Por Luis Germán Sierra J.
En Colombia no es común que una revista tenga larga vida. Es común lo contrario, por razones sobre las cuales es ocioso ahondar y que casi todo el mundo conoce. Es probable que no tengamos una fincada tradición en revistas literarias o de cualquier otro tipo, pero sí en la insistencia de comenzarlas, en el intento de fundar nuevos y nuevos títulos. Y es posible, también, que ello no constituya ninguna falencia. Al fin y al cabo, en todas partes se dice:“ aquí había una revista …” Y ahí están Cuatro gatos en Barcelona, El vientre de la ballena en Caracas, Laurel en México, Orígenes en La Habana, Mito en Bogotá, Acuarimántima en Medellín, Gaceta en la Universidad de Antioquia. Muchas más. Ahí están para ver lo que fueron. Cuántas veces es el peso de los nombres de quienes emprenden ese azaroso viaje lo que permite avanzar largos años sin tropiezos. Por la calidad, por el carácter inédito de los escritos publicados, por los autores de prestigio que incluyen en sus contenidos. Ello no se da todos los días, pero sí el ímpetu de querer publicar lo propio y de los amigos, soñar con fieles lectores. Lectores que, casi siempre, husmean y se van. O que no pueden pagar lo que cuesta una buena publicación.
La Agenda Cultural de la Universidad de Antioquia es una de las excepciones a esa malhadada suerte, debido, sobre todo, a que ella se ha ganado, en sus once años de existencia, el afecto del público universitario, y en general de la ciudad, que mes a mes la reclama, la recibe gratuita, la lee con fruición y consulta sus temas a veces de actualidad, pero sobre todo temas de cultura, ciencia, arte y literatura. Y toda la programación de la Universidad relativa a cine, conferencias, exposiciones, efemérides, seminarios, cursos, etc.
A pesar de ser una publicación institucional, la Agenda Cultural ha mantenido una clara independencia, tanto en la definición de sus contenidos como en la crítica que, de una u otra manera, tenga que ver con la Universidad, preservando, por encima de todo, la calidad de los textos publicados, sus soportes argumentativos y el respeto por las ideas de cualquier índole.
A pesar de ese carácter aludido, la Agenda tampoco se ha visto impelida a tratar en sus