ISBN 0124-0854
N º 127 Noviembre de 2006
Si se te pierde el alma en un descuido
Por Eduardo Galeano
¿ Qué hace esa india huichola que está por parir ? Ella recuerda . Recuerda intensamente la noche de amor de donde viene el niño que va a nacer . Piensa en eso con toda la fuerza de su memoria y su alegría . Así el cuerpo se abre , feliz de la felicidad que tuvo , y entonces nace un buen huichol , que será digno de aquel goce que lo hizo .
Un buen huichol cuida su alma , su alumbrosa fuerza de vida , pero bien se sabe que el alma es más pequeña que una hormiga y más suave que un susurro , una cosa de nada , un airecito , y en cualquier descuido se puede perder .
Un muchacho tropieza y rueda sierra abajo y el alma se desprende y cae en la rodada , atada como estaba nomás que por un hilo de seda de araña . Entonces el joven huichol se aturde y se enferma . Balbuciendo llama al guardián de los cantos sagrados , el sacerdote hechicero .
¿ Qué busca ese viejo indio escarbando la sierra ? Recorre el rastro por donde el enfermo anduvo . Sube , muy en silencio , por entre las rocas filosas , explorando los ramajes , hoja por hoja , y bajo las piedritas . ¿ Dónde se cayó la vida ? ¿ Dónde quedó asustada ? Marcha lento y con los oídos muy abiertos , porque las almas perdidas lloran y a veces silban como brisa .
Cuando encuentra el alma errante , el sacerdote hechicero la levanta en la punta de una pluma , la envuelve en un minúsculo copo de algodón y dentro de una cañita hueca la lleva de vuelta a su dueño , que no morirá .