ISBN 0124-0854
N º 86 Febrero 2003 utilizaron el pseudónimo, tomado de una película que causaba furor en la época, para destapar la primicia que les valió el reconocimiento mundial y un premio Pulitzer tras 26 meses de investigaciones.
El detonante
El 17 de junio de 1972, cinco hombres fueron detenidos mientras trataban de penetrar clandestinamente en el edificio Watergate, donde tenía oficinas el Comité Nacional del Partido Demócrata. En la captura, los encontraron con posesión de equipos fotoqráñcos, micrófonos y otros mecanismos de espionaje y se les acusó de pretender robar documentos e instalar aparatos de audio. Sin embargo, nunca se supo a ciencia cierta cuáles fueron los documentos que fueron incautados en ese momento. A partir de allí, comenzó el proceso de indagación de los periodistas del Washington Post, quienes contaban con información privilegiada que les era suministrada por una fuente hasta ese momento anónima, y que desencadenaron posteriores revelaciones, como el financiamiento de una red de espionaje por parte del Comité Presidencial para la de Reelección de Nixon del Partido Republicano. Poco a poco fue saliendo a la luz pública la existencia de diversos actos de corrupción, sobornos y uso ilegal de fondos. Las
investígaciones políticas comenzaron en febrero de 1973 cuando el z. Senado estableció un comité para esclarecer el escándalo Watergate. El comité descubrió, entre tantas irregularidades, la existencia de cassettes secretos de la Casa Blanca, que originaron la mayor batalla legal y política entre el Congreso y el Presidente. Así procedió una acusación en contra de Nixon, que había ganado la reelección con más de sesenta por ciento del apoyo de los votantes el año anterior, pero cuyo mandato comenzaba a resquebrajarse tras las pruebas que cada vez lo implicaban más en los delitos. Finalmente se obligó a Nixon a entregar las cintas con las grabaciones que había recopilado secretamente, y que uno de sus hombres de confianza delató. Después de agotar todos los recursos que evitaran la llegada de este momento, Nixon entregó nueve cassettes, el número 352 de éstos, tenía 1B minutos sobre grabados, que dejaban " al aire " información comprometedora.