ISBN 0124-0854
N º 113 Agosto 2005
La cultura en el TLC
La Ministra de cultura expone la postura oficial sobre el debate que se ha generado alrededor del TLC y sus implicaciones en la cultura
Por M a ría Consuelo Araújo Castro
Bastante se ha dicho sobre lo que se ha hecho o lo que se ha dejado de hacer en los tratados de libre comercio con relación a la cultura. Al respecto, han aparecido titulares de prensa y no han faltado afirmaciones del siguiente tenor: "... Por la manera como se preparan los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, pareciera que la educación y la cultura fueran la cenicienta de los tratados de libre comercio... "( 1). Varios analistas se han referido al tema mediante columnas de opinión en los principales diarios del país, y pareciera rondar en el ambiente una sensación de amenaza latente, que sugiere varios interrogantes: ¿ Perderá Colombia su identidad cultural como resultado de la negociación del tratado de libre comercio? ¿ Renunciará el Gobierno a la responsabilidad consagrada como precepto Constitucional, de promover y fomentar el acceso a la cultura, de desarrollar
y difundir los valores culturales de la Nación? El debate, en general, ha estado acompañado de emotivos discursos, y esto es explicable y legítimo desde todo punto de vista. La cultura, entendida como aquello que nos diferencia de otros pueblos, es la base indiscutible de nuestra identidad nacional, y se constituye en un valor que se identifica, se aprecia y se desea proteger. Es evidente, entonces, que se trata de un tema sensible. De ahí que, en vista de la importancia que la cultura se merece, sea recomendable abordar el asunto con la precisión, la claridad y los fundamentos que son dignos de ella. Algunas voces críticas han recomendado el tratamiento del sector cultural como un capítulo independiente en las negociaciones comerciales. No obstante, la experiencia internacional ha reconocido que dada la amplitud de los temas de índole cultural que son susceptibles de verse