ISBN 0124-0854
N º 103 Septiembre 2004 de los minutos, bajaban centenares de bicicletas, cada una con su respectivo dueño, y se acomodaban en el piso. Se trataba de los equipos que se dieron cita esa mañana para participar en la carrera de aventura más importante del país, la Travesía Max Adventure Bosi, un evento con una organización comparable a las carreras internacionales de mayor renombre, tipo Eco Challenge, y que aspira a entrar dentro de poco en el circuito mundial.
Guardadas las proporciones, los múltis logos en las puertas de los vehícuy los uniformes de los competidores uerdan a la Fórmula 1, donde cada tímetro cuadrado es aprovechado re darles crédito a los ocinadores. carreras de aventura son una discideportiva relativamente nueva que tomado gran auge en todo el mundo, ra poder participar, además de la gente preparación física, es indispenble conseguir financiación para todo el uipo que se requiere y los vehículos ra transportarlo hasta los remotos ares donde se compite. as horas después de la cita en atavita, y tras una caravana de 144 ' clistas, 36 carros de asistencia y 10 logística que recordaban las etapas 1 Tour de Francia, se dio el verdadero anque de la carrera en el extremo r del embalse de Tominé. Tan sólo inutos después de haber recibido el apa con las indicaciones para la etapa 1 día, los 35 equipos de cuatro intentes debían correr por una planicie sta llegar a la orilla, recoger su kayak, rar al agua helada y remar 16. ómetros para marcar los
primeros nco puestos de control. este tipo de pruebas se traza un orrido que combina varias disciplinas portivas como ciclomontañismo, yak, trekking, natación, escalada y desnso en cuerdas, entre otros, y tomíné e una mínima parte de las pruebas de primera etapa. Se trata de un deporte e todavía no está del todo reglamento y las características varían según organizadores de cada carrera. En el so de la Travesía Max Basi, el escena ' 0 es diferente cada año, y en esta oca ' ón los competidores recorrieron cerca e 500 kilómetros durante cinco días en la meseta cundiboyacense. Aunque no existe un ranking consolidado al estilo de la ATP( Asociación de Tenistas Profesionales ], todas las miradas estaban puestas sobre Antonio de la Rosa, un bombero español considerado uno de los mejores en el planeta a quien los titulares de prensa no dudaron en bautizar el " Schumacher de las carreras de aventura " en los días previos al inicio de la competencia. Este madrileño de ojos intensamente azules y desorbitados ha estado en el podio de las pruebas más exigentes del circuito mundial, como el Eco Challenge, el raid de la Patagonia o la Subaru Primal Quest, y de su equipo, el Motorola de España, se dice que es uno de los cinco mejores en el mundo. Ellos eran el gran atractivo de este año, y no defraudaron. Desde el comienzo tomaron el liderato, y al momento de publicar este artículo horas antes de la conclusión de la carrera-, se daba por descontado que el primer lugar se quedaría en sus manos. Para continuar con las