Agenda Cultural UdeA - Año 2003 SEPTIEMBRE | Page 5

ISBN 0124-0854
N º 86 Febrero 2003 los datos que se encuentran en la red. Cuando el visitante digita una URL, pone en acción la mano de Dios, es decir, el navegador. La web se convierte en un nuevo mundo lleno de vida, y somos Adán y Eva danzando al ritmo del código. En otras palabras, Dios creó el HTML y el Jardín del Edén funciona como un browser. Cada quien lo alimenta con una URL y él interpreta los datos. Los movimientos de Adán y Eva están basados en aquellos tradicionales de los personajes de los juegos en 3D. Los textos se convierten en el motor que impulsa la danza de los personajes principales y el código define el mundo. Cada letra del alfabeto representa un movimiento. Las letras de la parte izquierda del teclado pertenecen a Eva y las de la derecha a Adán.
La programación, el diseño, los códigos, cada elemento de la tecnología dispuesta para todo el mundo gracias a internet se convierte en una interesante y novedosa propuesta artística que, además, transforma la habitual función del espectador de arte, que por lo general se reduce a la interpretación de las obras. Ahora él o ella pueden interactuar con las propuestas y " crear " arte mientras navegan.

Video arte

También a los videos ha llegado el arte. Prueba de ello es el trabajo de Chris Cunningham, en cuya mente han nacido algunas de las imágenes más inquietantes de la última década. Niños de seis anos con
facciones de adulto que aterrorizan un suburbio londinense; la cantante de pop más famosa del mundo transformada en una bandada de cuervos negros; divas de la música electrónica que flotan en el aire sobre un oscuro callejón, moviéndose como si estuviesen sumergidas en un tanque de agua; un hombre que corre por las calles de Nueva York mientras sus miembros van cayendo al suelo, estallando en mil pedazos como un jarrón de porcelana. Con sólo treinta años, Cunningham es considerado por artistas, teóricos y aficionados, el mejor director de videoclips del mundo.
Nació cerca de Londres y fue criado en una base militar americana. Empezó a trabajar a los dieciséis años como experto en efectos especiales. Tras realizar modelos y esculturas para películas como Razas de noche y Alien 3, su trabajo llamó la atención de toda una leyenda del cine: Stanley Kubrick, con quien Cunningham construyó durante año y medio robots para Al [ Inteligencia artificial), un ambicioso film de ciencia ficción que el cineasta interrumpió para realizar Ojos bien cerrados.
La paralización del proyecto supuso el estímulo que el joven necesitaba para abandonar el campo de los efectos especiales y dedicarse por completo a la realización de videoclips. Tras dirigir numerosos videos de bajo presupuesto para grupos de la escena electrónica del Reino Unido, Cunningham rodó en 1997 el clip que le dio la fama que