ISBN 0124-0854
N º 88 Mayo 2003 editorial
La ciencia , ante todo , es una construcción humana estrechamente ligada a la cultura . Es , además , un motor creador que le permite a las sociedades inventar , rediseñar y consolidar adelantos de tipo tecnológico , económico , social y político para el beneficio de todos . Porque la ciencia es un saber igualitario que permite satisfacer las necesidades y aspiraciones del ser humano . Partiendo de esta base , todas las culturas pueden aportar conocimientos científicos de valor universal y , para ello , deberían gozar de las condiciones idóneas para desarrollarlos .
Es cierto que el saber científico ha permitido grandes innovaciones al servicio de la humanidad : la esperanza de vida ha aumentado , se han descubierto tratamientos para muchas enfermedades , la producción agrícola se ha incrementado en varios lugares , los nuevos procesos industriales han aligerado el trabajo pesado y las tecnologías de la información han creado nuevas oportunidades .
Pero no deja de ser igualmente cierto que los beneficios de la ciencia están distribuidos de manera desigual , tal como es la estructura social , política y económica del mundo moderno . Los avances científicos y la expansión de la industria han ocasionado una mayor contaminación , escasez de los recursos naturales , degradación del ecosistema , y han contribuido al desequilibrio social o la exclusión . Es decir , el progreso científico ha creado armas cada vez más " perfectas " y entre esas están las biológicas , nucleares y químicas . A pesar de los avances , más de 800 millones de personas están desnutridas , 1.300 millones no tienen acceso a agua limpia y más de mil millones viven con ingresos menores a un dólar por día . A esto se contrapone que en los países industrializados , el ingreso de los más ricos crece a una escala de 500 dólares por segundo . En gran medida , lo que distingue a los pobres de los ricos -bien sean países o personas- no es sólo que poseen menos bienes , sino que la gran mayoría de ellos está excluida de la creación y de los beneficios del saber científico . Así lo prueban las cifras : mientras en los países más ricos la inversión en investigación y desarrollo alcanza el 2.3 por ciento del producto interno bruto , en los países de América Latina apenas llega al 0.6 por ciento .
La ciencia entonces debe comenzar a jugar ese papel fundamental que tiene en el proceso de construir una sociedad distinta , más justa y equilibrada . Para que se dé el debate sobre la