ISBN 0124-0854
N º 83 Octubre de 2002
Entonces el joven se levantó consternado y dijo: " Oigo a Zaratustra, y en él estaba precisamente pensando." Zaratustra replicó:
“¿ Y por eso te has asustado? – Al hombre le ocurre lo mismo que al árbol.
Cuanto más quiere elevarse hacia la altura y hacia la luz, tanto más fuertemente Zaratustra sonrió y dijo:“ A ciertas almas no se las descubrirá nunca a no ser que antes se las invente”.“¡ Sí, hacia el mal!, volvió a exclamar el joven.
Tú has dicho la verdad, Zaratustra. Desde que quiero elevarme hacia la altura ya no tengo confianza en mí mismo, y ya nadie tiene confianza en mí, –¿ cómo ocurrió esto?
Me transformo demasiado rápidamente: mi hoy refuta a mi ayer. A menudo salto los escalones cuando subo, – esto no me lo perdona ningún escalón.
Cuando estoy arriba, siempre me encuentro solo. Nadie habla conmigo, el frío de la soledad me hace estremecer. ¿ Qué es lo que quiero yo en la altura?
Mi desprecio y mi anhelo crecen juntos; cuanto más alto subo, tanto más desprecio al que sube. ¿ Qué es lo que quiere éste en la altura?
¡ Cómo me avergüenzo de mi subir y tropezar! ¡ Cómo me burlo de mi violento jadear! ¡ Cómo odio al que vuela! ¡ Qué cansado estoy en la altura!”
tiende sus raíces hacia la tierra, hacia abajo, hacia lo oscuro, lo profundo, – hacia el mal”.
“¡ Sí, hacia el mal!, exclamó el joven. ¿ Cómo es posible que tú hayas descubierto mi alma?”
Aquí el joven calló. Y Zaratustra miró detenidamente el árbol junto al que se hallaban y dijo:
“ Este árbol se encuentra solitario aquí en la montaña; ha crecido muy por encima del hombre y del animal.
Y si quisiera hablar, no tendría a nadie que lo comprendiese: tan alto ha crecido.
Ahora él aguarda y aguarda, –¿ a qué aguarda, pues? Habita demasiado cerca del asiento de las nubes: ¿ acaso aguarda el primer rayo?”
Cuando Zaratustra hubo dicho esto el joven exclamó con ademanes violentos:“ Sí, Zaratustra, tú dices verdad. Cuando yo quería ascender a la altura, anhelaba mi caída, ¡ y tú eres el rayo que yo aguardaba! Mira, ¿ qué soy yo desde que tú te nos has aparecido? ¡ La envidia de ti es lo que me ha destruido!” – Así dijo el joven, y lloró amargamente.