Agenda Cultural UdeA - Año 2002 JUNIO | Page 3

ISBN 0124-0854
N º 79 Junio de 2002 trata de tender la mano al amigo: los inanes detalles de cama, la insaciable incredulidad de la biología, la fatigosa jerarquización de las palabras y los mundos que exige la filosofía, la distinción radical entre seres y deseos que exige la teología, el incesante clasificar de los intereses que exige la sociología, son apenas adehalas imprescindibles para la única palabra junto a " libertad " por la que daría mi vida: " amistad ".
Ahora, cuando la tuberculosis, a la par que tus amores idos, duelen tu vida, sabes que estoy, del mismo modo en que has estado cuando algunas " aquellas " han roto mi corazón. Podría parafrasear a Pessoa y decir que todas las cartas a los amigos enfermos son ridículas y cursis, pero ridiculez y cursilería son atributos ineludibles de la confianza, y del entendimiento que sobrepasa la verbosa prepotencia de la " compasión ".
Entender es ridículo porque elude la solemnidad de la comprensión entre amigos; el ridículo es conocimiento y el chiste sabiduría: por la amistad se trasciende el saber estéril de la seriedad.
Sé que permitirás que omita tu nombre porque los amigos no tienen nombre sino memoria: publico esta carta porque jamás te la enviaré. Tu entendimiento de mí sobrepasa la vana palabra. Hacer una diatriba sobre mi afecto hacia ti partiendo del hecho de que soy heterosexual sería sólo recalcar diferencias que no existen: se ama o se desea; se odia o se teme: lo demás es cultura y artificio: si la naturaleza es una construcción del hombre, la perversión es un residuo verbal de la historia: entre nosotros sólo sucede la abstracción de afectos y deseos, porque hemos superado como amigos la clasificación necrofílica de los objetos del deseo: somos afectos que acaecen en la escritura; no " preferencias ",
ni " tendencias ", ni " lecturas ", actitudes todas ellas que obstaculizan el flujo desprejuiciado de las ideas. Cuando la jerga " postmoderna " habla de " preferencias ", " lecturas " y " tendencias ", habla sólo de su incapacidad polimorfa para tejer libertades.
J. H: tengo poemas publicados en cuatro idiomas y doce países, mis ensayos circulan en cinco naciones pero aún no obtengo el respeto de quienes esperan de mí saco y corbata, una esposa y un auto, y un perro de raza que lucir a los conocidos; que no pierda el tiempo leyendo o escribiendo o departiendo en las cafeterías, pero sabes también como yo que los cafés son los únicos sitios donde es posible, hoy en día, la comunidad académica, la discusión amplia y la crítica desprejuiciada. De igual manera, se asombran de tu prolijidad, y tu capacidad de pasión, por la sencilla razón de que la conversación inteligente y la escritura no son dones sino dádivas: existen porque se donan.
Aún soy juzgado por lo que uso y no por lo que digo: Sólo tú y las cosas en las que creo han estado en la tribulación. Por eso cuando digo la palabra " gay " no lo hago para hablar de los homosexuales, sino para hablar de ti, quien aún en la enfermedad has sido " alegre ", como en el significado original de la palabra " gay ": eres feliz en la derrota, animoso en el exilio, vigoroso en la esperanza de un mundo mejor.
No conozco muchos homosexuales, pero los que conozco son seres " alegres ", es decir " gays ", y yo soy feliz por ellos y entre ellos. Mi " diferencia " es identidad: aún creo en la dicha y en el amor lo mismo que tú.
Dejemos el problema de la " sexualidad " a políticos, moralistas, y reprimidos, tres idénticas calidades. Nosotros al poema. Y de mi gozo " alegre " de las mujeres que he amado, al " gay " con