Agenda Cultural UdeA - Año 2002 JULIO | Page 7

ISBN 0124-0854
N º 80 Julio de 2002

Globalidad

Por Antonio Dyaz *
odo es para todos. Todos somos iguales. Esto es un globo, súbete y disfruta. Letra pequeña: súbete, pero asegúrate de que los demás se quedan abajo o no disfrutarás nada. El único intento serio de instaurar una globalidad real en este siglo lo protagonizó Adolf Hitler, con el resultado que todos conocemos, pero la intención final era la misma. Por eso se hace necesaria una revisión de la propia idea, para proclamar que el siglo XXI
Este joven autor español nos presenta un texto donde arremete lanza en ristre contra la popular creencia de que hoy vivimos aldea global.
en una será el de la individualidad o no será nada. Sólo a través de la afirmación personal y de la diferenciación puede alcanzarse esa pretendida comunión con el planeta y los
5.999.999.999 individuos restantes. Y así llegamos a la gran Paradoja Global: el aislamiento es la única libertad posible.
La conciencia global es un espejismo más entre los acuñados en los vertiginosos noventa, una boya amable que indica con sus resplandores rojos que la costa no está lejos después de todo, a pesar de que la altura de las aguas nos hace perder pie y temer por nuestras vidas. Es una palabra de dos filos, quizá de más. La globalidad
conduce al exterminio más que a la mezcla, puesto que muchas cosas no van a mezclarse. Warren Beatty dice en Bulworth( su primera película como director) " acabaremos con los chinos y los negros y los indios, a base de follar y cruzarnos unos con otros. Nos llevará algún tiempo pero lo lograremos ". Después nos enteramos de que ha presentado su candidatura a presidente, en unas elecciones marcadas por la herencia de Bush y su " conservadurismo compasivo ", y la frialdad apergaminada de Al Gore.
La globalidad es comprarte una revista de viajes y creer que puedes dar la vuelta al mundo si ahorras un poco este año, y pagar después en cómodos plazos, por menos de lo que cuesta un coche barato. No es un movimiento político ni económico ni cultural. Es una postura ante la vida que parece defender la democracia y el libre acceso de todos a todo. Pero es una mentira más, vinculada a las secuelas enfermizas de esa gran estafa llamada New Age, con cuna en California, que exportó su arte débil y su filosofía de gurú barato a todo Occidente. Es una idea de blancos para conciencias de blancos. En Nueva Guinea, Malasia o Ecuador nadie habla de globalidad, sólo de deuda externa.
La conciencia anti-global
Michael Lowe, el jefe de los Dragones Blancos del KKK afirmaba no hace mucho en uno de nuestros periódicos que la segregación era el mejor modo de mantener las cosas en su sitio. Tú aquí y yo allí. No cruces la línea. Yo tampoco lo haré.