ISBN 0124-0854
N º 68 Junio de 2001
STRAVINSKI, OTRO DE LOS GRANDES GENIOS DEL SIGLO XX
Por Carlos González Restrepo Programador, Departamento Emisora Cultural
“ No basta con oír la música; además, hay que verla”.
Igor Stravinski.
La anterior afirmación del compositor ruso Igor Stravinski se hace evidente en obras como: El pájaro de Fuego, Petrushka y La Consagración de la Primavera, trabajos magistrales que fueron compuestos para ballet y que ubicaron a su creador en el sitial más alto, a la hora de nombrar a los más grandes compositores del siglo que acaba de concluir.
Igor Feodorovich Stravinski nació en una población cercana a San Petesburgo, el 18 de junio de 1882. Tal vez por el ambiente artístico en el que trascurrieron sus primeros años de vida familiar, pues su padre era cantante de ópera, a los once años quedó impactado al asistir a la representación de la ópera La Vida por el Zar de Glinka, y, pocos días después, por el estreno de la Sinfonía Patética de Chaikovski, dirigida por el mismo compositor. En el colegio, el joven Stravinski, aunque no era muy dedicado a los estudios, sí demostró un especial gusto por las matemáticas lo que se refleja a lo
largo de su obra posterior.
A los 18 años ingresó, con poco entusiasmo, a la Facultad de Derecho, y allí conoció al hijo del destacado compositor Rimski-Korsakov, quien le presentó a su padre, que sería, según el mismo Stravinski, su único maestro y mentor. Entre 1906 y 1908 se destacan algunas de sus primeras obras importantes: El Fauno y la Pastora, Primera Sinfonía, y Fuegos Artificiales. A la muerte de Rimski- Korsakov, en junio de1908, Stravisnki tuvo que enfrentar su destino y desarrollar, en forma autónoma, su estilo.
La composición de música para ballet marcó el inicio del ascenso a la fama y al reconocimiento. El empresario ruso Sergei Diaghilev, fundador de la Compañía de Ballets Rusos en París, al confirmar el talento del compositor, le encargó la creación de la música para la representación de la leyenda del Pájaro de Fuego. En junio de 1910 se estrenó la obra en París y creó una gran expectativa, porque nunca antes se habían escuchado allí ritmos tan extraños y complejos, y disonancias tan agresivas. Desde entonces Stravinski entró a ser parte de los círculos intelectuales de la Ciudad Luz de comienzos de siglo. Se trasladó a vivir en Suiza, y allí compuso su segunda obra maestra: Petrushka, con el propósito de ser representada por Los Ballets Rusos. Contó con igual éxito debido a su corte innovador. Su tercera obra maestra resultó ser la pieza fundamental para su reconocimiento como creador universal: La Consagración de la primavera, que lleva como subtítulo: Escenas de la Rusia Pagana, compuesta en 1913. Al respecto dijo Stravinski:“ Imaginé un solemne rito pagano en que los ancianos de la tribu, sentados en círculo, contemplaban la danza de una joven doncella hasta que muere. Pensé que se trataba de un sacrificio propiciatorio al dios de la primavera”. Sin