ISBN 0124-0854
N º 45 Mayo de 1999 regionalización se analizó mucho, porque la filosofía no era contabilizar el número de programas, ni cuántos estudiantes tenía matriculados en cada una de las seccionales, sino que era sembrar la Universidad en los municipios y convertir al Alma Máter en región, y viceversa”.
Por tanto, se tuvieron en cuenta las características, las necesidades, los rasgos sociales y culturales, así como las fortalezas y las debilidades de cada una de las regiones estudiadas en su compleja individualidad, para espacios educativos y de reflexión social que permitieran pensar a las regiones como únicas; sectores de población que, no ajenos a la diversidad cultural del país, poseían sus propias expectativas y sus propios problemas.
La propuesta, entonces, tiene un profundo contenido social. Llegar a las regiones con el Alma Máter es vincularla con sectores de escasos recursos de la población que, de otro modo, no tienen posibilidades de formación superior; es formar profesionales para el desarrollo regional; es entrar con programas que atiendan las necesidades sectoriales, y dar prioridad a que son sus fortalezas; es favorecer la calidad al competir con otras instituciones educativas que tienen como fin sus intereses económicos; es llevar todo el potencial universitario junto con el desarrollo de actividades como la investigación, el arte y el deporte. En últimas es llegar con las diferentes expresiones de nuestra cultura, pero es también
rescatar las culturas zonales para investigarlas, entenderlas, difundirlas y darles una dimensión nacional.
Sin embargo, trasladar la Universidad a estas regiones no fue, ni ha sido, una tarea fácil; al contrario, ha sido una labor quijotesca en todo el sentido de la palabra, pues enfrentarse a una comunidad que posee una cultura totalmente diferente de la de las grandes ciudades, sumada a los problemas de orden público y al bajo nivel académico, ha requerido un gran esfuerzo por parte de los gestores del proyecto. Y aunque los programas académicos están estructurados para ofrecer una buena calidad en la educación, no han conseguido una numerosa asistencia de estudiantes, pues en la mayoría casos no pasan de quince por programa. Sin embargo, la poca demanda no ha hecho desistir al Alma Máter de su misión educadora; por el contrario, la ha impulsado a crear nuevas estrategias que fortalezcan este programa bandera de la Institución.
Actualmente, la Universidad es consciente de que debe abonar el terreno para permitir, en el corto plazo, que los estudiantes de los grados décimo y undécimo egresen de la media vocacional con los conocimientos necesarios que les permitan el ingreso a la Universidad. Por tanto, se ofrecen cursos de inglés introductorios y semipresenciales, y se desarrolla un proyecto que pretende crear semilleros que fortalezcan la formación en las ciencias básicas, y diseñar asignaturas que estarían inscritas dentro de los