ISBN 0124-0854
N º 42 Febrero de 1999 usual descuido en la formación del público y en ese marco de una opinión pública fundante .
Al parecer el periodismo contemporáneo colombiano vive más para la simulación que para la autenticidad . Figuración más que palabras , pose más que ideas , adulación más que sobriedad , insensatez más que lucidez . Pero estas características tienen entre muchas razones unas causas sociológicas que es menester observar y ubicarlas en su justo contexto social . Es así que no debería asustar la manera en que el periodismo de fuerza centrípeta que era durante el siglo XIX indispensable para la construcción de la vida nacional en sus más amplios aspectos , hoy se haya desplazado a ser una plataforma giratoria centrífuga con menos capacidad intelectual , pero eso sí con la charlatanería que sólo otorga la fama , que permite alcanzar , no sólo el ascenso social y económico , sino también el reconocimiento de las multitudes . Ni menos podría ser causa de desasosiego , la ilusión exuberante que incluso en la Universidad tienen muchos acerca de lo que es el periodismo o la comunicación social como profesiones de las ciencias sociales y humanas , es decir , se les interpreta como los medios más eficaces que les permitirían alcanzar el lánguido brillo del estrellato , sea a través de la televisión , de la radio , de las publicaciones o del cine . Con todo , no podría esperarse más que el periodismo presente haya declinado en su función social , esto es , la de incidir en la construcción de una conciencia
vigilante de lo que deteriora la vida social . Entonces , procurar la dignificación de la opinión pública como el medio más eficaz de construir una sociedad cuya experiencia sea la de la responsabilidad civil , la ciudadanía , será la tarea y se convertirá en el mayor problema que deberá afrontar el periodismo en nuestro país .
El asunto está por encima de polémicas insulsas . Se aduce que el periodismo hoy se fortalece a través de la imagen . Es claro que la imagen constituye un momento más de la comunicación humana , nadie dudaría de la capacidad de esta condición , pero nada es también más cierto que la caída de la función de la palabra en el periodismo causando un inalterable estado de estupefacción . La palabra elabora una conciencia de la realidad porque supera la necesidad en el ser humano del uso de la fuerza . Y frente a la intolerancia , la violencia , el autoritarismo , la irracionalidad reinante en la vida de nuestro país , el periodismo debe volver su atención hacia la palabra en lo que tiene de crítica y de oposición , medio éste en que se puede sostener en el más auténtico sentido la opinión pública . Sin embargo , las posibilidades de reconstruir esa idea de un periodismo crítico cuya capacidad sea la incidencia real en la vida pública , comienza de igual manera en la reformación de la relación Universidad y Sociedad . No en otro medio por el momento en Colombia se podrá relacionar la libertad de expresión con la libertad de pensamiento como momentos esenciales del periodismo y como