ISBN 0124-0854
N º 38 Septiembre de 1998
Edificio de San Ignacio: recuento de una historia que aún no termina
Por: Programa Guía Cultural
La presencia de seres de otra época quedó anclada hasta nuestros días en los espacios del edificio de San Ignacio, donde hay quienes dicen que aún pueden escucharse pasos, golpes contra la pared, sentirse corrientes gélidas de aire o ver bajando por las escaleras que dan al tercer piso un grupo de monjes silenciosos. Desde 1792, se empezó a promover en la Villa de Nuestra Señora de la Candelaria, la creación del establecimiento del convento de San Francisco. Dos años después se iniciaron las gestiones para conseguir en España el permiso para fundar simultáneamente, el convento y el colegio de San Francisco, pues la Villa
no tenía un recinto adecuado para la enseñanza.
El permiso para fundar el establecimiento llegó en el año 1801; en 1803 llegó de Bogotá fray Rafael de la Serna perteneciente a la orden de los franciscanos para realizar la fundación e iniciar las obras de construcción, de lo que actualmente es, resultado de muchas variaciones, el histórico edificio de la plazuela de San Ignacio. En ese año se colocó la primera piedra y se levantaron las primeras paredes en tapia, dando prioridad a la sección que albergaría a los monjes y las bases del templo, cuya construcción se inició un año después. Para el año 1808 se había concluido el antiguo edificio del convento y en 1812 se dispuso la