Agenda Cultural UdeA - Año 1998 SEPTIEMBRE | 页面 15

ISBN 0124-0854
N º 38 Septiembre de 1998 en nombre de su comunidad.
Gerardo Reichel-Dolmatoff no quiso dejar nada de su obra para que fuera interpretado por otros. Describió cada uno de los momentos de su investigación reconociendo en ellos tanto sus virtudes como sus flaquezas.
Su espíritu de libertad definió la personalidad de Gerardo Reichel- Dolmatoff, Como contaba con una sólida formación humanística, su conversión a la antropología se desarrolló en el campo, aliado de los kogui. La formación ya la tenía desde antes. Pronto se reveló contra los manuales y las investigaciones pautadas y descubrió sus propios métodos, los cuales le sirvieron para responder a sus preguntas. La etnología, su etnología, lo obligó a dirigir todos sus esfuerzos hacia la resolución de la pregunta más humana de todas: ¿ por qué? Su trabajo con los kogui lo llevó a acoger la ecología, en su sentido más preciso, como en el escenario en el que se sucede toda la vida de los seres humanos. Para él, la preocupación por los significados fue el punto de convergencia, la posibilidad de contacto con los indígenas. La única opción para establecer una conversación con un chamán sobre problemas que atañen por igual a toda la humanidad. Reichel- Dolmatoff comprendió mejor que nadie, y antes que muchos, que para los indígenas todo el cosmos era parte de un mundo coherente. Los sistemas de pensamiento indígena, con su simbolismo multirreferencial,
representan el modelo para un sinnúmero de fenómenos y conceptos.
Ese deseo de servir de intérprete de los indios ante nuestro mundo( el que tiene nuestra edad y nuestra geografía, para parafrasear a Foucault), implicaba considerarlos siempre como iguales y apreciar a los chamanes como sabios con los que se puede hablar de todas nuestras preocupaciones. El profesor Reichel-Dolmatoff decía con frecuencia que entre los indios de todas las comunidades se podía encontrar un Marx, un Freud, un Jung. Para él la antropología no debía convertirse en misionerismo de ningún tipo. Los indígenas eran capaces de decidir y de planificar su futuro. No necesitaban de“ acompañantes blancos” que les mostraran la senda correcta.
Su trabajo de arqueología( realizado en asocio con su esposa y colega Alicia Dussán) tampoco estuvo desligado de su visión antropológica global. Las culturas de América tienen una historia tan antigua y tan rica como las del viejo mundo. Los indígenas actuales son los herederos de tradiciones milenarias que se adaptan al paso de los tiempos para lograr subsistir ante los nuevos retos de la historia. Era necesario demostrar esa larga historia y esa complejidad. Y para lograrlo, dedicó mucho de su esfuerzo a desarrollar métodos y técnicas que le permitieran responder a sus preguntas. De nuevo en este campo, como ocurrió con la etnología, sus propuestas metodológicas se adelantaron a su tiempo. El estudio arqueológico de los valles del Ranchería y el Cesar aportó