ISBN 0124-0854
N º 35 Junio de 1998
El Paraninfo, más que un patrimonio nacional
Por: Mario Arango Escobar *
Como respuesta a una de las necesidades más sentidas de Medellín de finales del siglo XVIII, cual era de contar con un establecimiento adecuado para la enseñanza de estudios menores( primeras letras) y de estudios mayores( sacerdocio), se gestó la construcción de un edificio que serviría de colegio para los Franciscanos.
En 1803 se colocó la primera piedra de la futura edificación y Fray Rafael de la Serna se encargó de iniciar las obras de construcción.
Infortunadamente y a pesar del interés de todos los habitantes de la ciudad, el proceso de construcción se vio constantemente interrumpido. En 1816 por motivo de las campañas de la reconquista española se suspendió todo tipo de labores; y en 1829 durante la rebelión de José María Córdoba, después de un prolongado cierre, el Edificio sirvió de cuartel militar.
En 1850 la Cámara Provincial, dispuso la construcción de un edificio para la primera escuela normal que funcionó en Antioquia, en el local que tenía inconcluso y desocupado el Colegio Provincial, osea el que hoy se conoce como Edificio de San Ignacio.
En 1871 una de las prioridades de Pedro Justo Berrío, gobernador de Antioquia en esta época, fue impulsar la educación en el departamento. A él se le debe la disposición de establecer en el edificio que servía de colegio, una universidad que más tarde se
llamaría Universidad de Antioquia.
La“ Escuela de Artes y Oficios”, promovida también por Berrío, se anexó a la naciente universidad. Así mismo y con aportes del Gobierno Nacional, en 1887 se instaló en el Edificio de San Ignacio, la Escuela Nacional de Minas.
Este rápido recorrido histórico nos demuestra claramente, que desde sus orígenes, la educación ha estado asociada a la vida misma del Edificio de San Ignacio. Una vida que se llena de esplendor y de gloria con el advenimiento de nuestra Alma Máter.
Que el Edificio de San Ignacio haya acogido en sus claustros a la Universidad de Antioquia, no sólo es el hecho más trascendental de toda su historia, sino que además trasciende los límites de lo educativo. El compromiso con la sociedad regional y nacional y los aportes a la construcción de nuestra antioqueñidad, que siempre ha liderado la Universidad, hacen de este Edificio, uno de los espacios donde se ha gestado una parte importante de nuestra memoria cultural, llegando a constituirse en uno de los patrimonios más preciados del pueblo antioqueño. En virtud de su indiscutible importancia histórica, cultural y arquitectónica, el Edificio de San Ignacio es declarado monumento nacional en 1982.
Pero este valioso pasado no puede quedarse sólo en los libros de historia, ni en la memoria de sus protagonistas. Las nuevas generaciones deben tener un conocimiento cabal de este archivo que reposa en el Edificio, y así tener elementos