Agenda Cultural UdeA - Año 2003 ABRIL | Page 2

ISBN 0124-0854

N º 86 Abril 2003 editorial

M

uchas veces hemos oído decir que la niñez es el futuro. Y, si bien, esta verdad parece irrefutable, también lo es que la situación de los niños en el mundo, y en particular en Colombia, es cada vez más precaria. Seis millones y medio de niños viven la pobreza, 25 mil mueren en el primer año de vida, casi dos millones entre los 12 y 17 años tienen que trabajar, mientras que dos millones y medio con edad suficiente para ingresar al primer grado se encuentran por fuera del sistema educativo, y más de tres millones no tienen acceso a la salud. Además, se calcula que cinco niños son asesinados cada día, alrededor de 20 niños son desplazados por el conflicto cada hora, y unos 6.000 niños y niñas hacen parte de las filas de combatientes del conflicto armado.
En el resto del mundo la situación no es muy alentadora, a pesar de que desde 1990 la Convención sobre los Derechos de los Niños fue adoptada en las Naciones Unidas por el grupo más grande de dirigentes mundiales en la historia, durante la Cumbre mundial a favor de la infancia. Todos los países del mundo,
salvo Estados Unidos y Somalia, han aceptado cumplir las normas de este tratado.
La vigencia de la Convención es indiscutible y ha logrado promover la relevancia de la niñez para la humanidad. El Artículo 44 de la Constitución Política de Colombia incorpora los principios de la Convención y establece los derechos de los niños como derechos fundamentales que prevalecen sobre los demás. El derecho a la vida, a la integridad física, a la salud y a la seguridad social, a la alimentación equilibrada, al nombre y a la nacionalidad, a tener una familia y no ser separados de ella, al cuidado y al amor, a la educación y a la cultura, a la recreación y a la libre expresión de su opinión. Agrega que los niños serán protegidos contra el abandono, la violencia física o moral, la explotación y el abuso.
Sin embargo, la realidad es otra, y tanto en Colombia como en la mayoría de las sociedades aún no existen las estructuras jurídicas o sociales que protejan a los niños en términos de su supervivencia, su desarrollo físico y psicológico, así como en su derecho a ser escuchados y a participar en las decisiones que afecten sus vidas.