Sufría a diario los dolorosos síntomas asociados a este problema. Ardores, dolor
punzante y constante en el pecho, algunos tan agudos que llegué a temer por una
dolencia cardíaca, eructos, distensión abdominal y gases.
Mis digestiones eran lentas, siempre con una sensación de saciedad y una
incomodidad estomacal que parecía interminable. Por las noches apenas podía
conciliar el sueño entre regurgitaciones ácidas y permanentes nauseas.
En un principio utilice algunos medicamentos y antiácidos de venta libre que
mostraron poco o ningún resultado. Luego de algunos estudios, se me diagnostico
con ERGE (Enfermedad de Reflujo Gastroesofágico) y me informaron que no existía
una cura de nitiva para este mal. Ante las molestias constantes visite varios médicos
más, pero todos me informaron lo mismo, y solo pudieron recetarme algunos
medicamentos que no me dieron ninguna solución, sino que solo, en el mejor de los
casos, me aliviaron momentáneamente.
En esa época yo me encontraba concluyendo mi especialización en nutrición, y
consulte con grandes profesores y colegas de estudio, y todos repetían lo mismo, No