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Con una mente analítica, fría y con disciplina luterana, esta doctora en
física se convirtió en 2005 no solo en la primera mujer en gobernar el país,
sino también en el primer dirigente político procedente del este de Alemania.
A sus 64 años, ha dado siempre muestras de su fuerte capacidad de
síntesis y de su pasión por el detalle. Camino de emular a Kohl, que fuera su
mentor dentro de la CDU, cuando fue investida por cuarta vez consecutiva
como canciller en marzo de este año, Merkel ha sabido mantenerse fiel a sí
misma y proteger antiguas cualidades como sus nervios de acero.
Su capacidad negociadora es legendaria, pero con su renuncia a
presentarse nuevamente como candidata a presidir la CDU, la canciller
alemana demostró que también ella tiene sus límites.