Ad gentes revista nov_dic | Page 23

De Hong Kong a Filipinas Los dos enviados misioneros hicieron una primera etapa en Hong Kong donde cono- cieron muchas personas, escucharon sus testimonios, se alegraron por la obra de Dios en lo íntimo y en la vida de muchos cristianos que viven su fe en un contexto nada fácil. El 9 de enero partieron para Fi- lipinas donde fueron hospedados en una casa de formación de los misioneros del Corazón Inmaculado de María. En los días siguientes también visitaron la misión de Montalbán, una parroquia de alrededor de 150 mil personas, surgida a raíz de la reubi- cación de personas desalojadas proceden- tes de otra zonas necesitadas cerca del mar. En la tierra Jemer: la Camboya El viaje continuó para alcanzar la última etapa: Camboya. Aquí los misioneros han logrado profundizar, con la ayuda de los misioneros del PIME, la manera en que la evangelización se lleva adelante en este país martirizado por la violencia de los Je- meres Rojos. En un país budista, donde de 15 millones de habitantes, 20 mil son católi- cos (¡0,1%!), para los misioneros ha sido inte- resante comprender la estrategia que adop- tan para sembrar la Palabra de Dios y llevar adelante una evangelización gota a gota. En Camboya, los misioneros pudieron hablar con el padre Mario, misionero del PIME y Vicario general a Phnom Penh: «hace 12 años —dijo el padre Mario a los dos misioneros — el obispo me envió a una zona de la capital para fundar la parroquia. Había tres parejas cristianas. Empecé con ellos. Luego de 10 años de labor apostólica agradezco a Dios todo lo que ha cumpli- do. Ahora son un centenar los cristianos que participan en la Misa dominical; he podido construir el Templo en ladrillos y la casa parroquial y llevar adelante un jardín de niños, un hospital, y un alber- gue que acoge a los jóvenes que llegan de las zonas rurales para poder estudiar en AD GENTES NOVIEMBRE · DICIEMBRE 2017 la universidad. Después de 10 años, mi- rando estos frutos, he pedido al obispo asumir otra zona. Ahora, desde hace un año y medio me encuentro en una nueva parroquia. Solo hay una persona católica, pero a pesar de que casi todos sean budis- tas, participan en la celebración de la Misa, rezan y escuchan la Palabra de Dios. En una ocasión una señora se me acercó y me preguntó: ¿quién es aquel Jesús, del que he escuchado hablar muchas veces durante la Misa? En Camboya, quien es católico se vuelve un polo contagioso y atractivo. No hay católicos tibios. ¡Es sobre los católicos que se funda la Iglesia!». Enviados hasta los extremos confines de la Tierra «Este viaje –concluyen los misioneros– ha sido para nosotros una infusión de nuevos estímulos para continuar creyendo en el poder de la evangelización. Ofrecemos al Señor cada encuentro vivido, cada situa- ción que hemos visto y tocado. Presenta- mos la vida de los misioneros que dan su vida en estos lugares, ellos creen firme- mente en el poder de la presencia del Señor Jesucristo y, por ende, están dispuestos a evangelizar gota a gota sin la gratificación que dan las grandes muchedumbres». 21