Estábamos en el aula de innovación pedagógica, donde asisten
generalmente con sus inquietudes de creatividad y proyección técnica,
alumnos previamente inscritos de los últimos grados de primaria
y secundaria. Sin embargo, durante casi todos los recreos un niñito
del primer grado de primaria se pasaba los 40 minutos de todos los
recreos, paradito en la ventana del salón de clases, sin perderse una de
las explicaciones que dábamos sobre robótica…
Un día ya no lo vi en la ventana y al poco rato se presenta ante mi
escritorio y muy serio me entrega un papelito diciéndome:
-Buenos días miss, mi profesora Ethel del primer grado le manda esta
nota…
# Maestra
a
d
a
i
g
e
l
Privi
e
d
o
n
m
u
l
a
z
o
c
e
# Pr
robótica
Después de muchas semanas logré sacar cita en el Seguro ESSALUD,
mi cita era a las 09.00 pero fui a las 08.00, estaba sentada en la sala
de espera, cuando se acerca el médico y nos mira a todos, mi número
de cita era el 7 pero el doctor sale, se dirige a mí y dice:
- Pase profesora Bertha, me sorprendió que me llamara por mi nombre,
al sentarme me pregunta, como esta profesora ¿se acuerda de mí?
-No me acordaba, pero regresando la mente unos 10 años me vino un
nombre: Tú eres William Pinto…
-Así es profesora, usted me enseñó en el Alfredo Bonifaz, gracias por
enseñarme matemáticas y tenerme mucha paciencia…
Esos son los grandes momentos que tiene el profesor con esos gestos
tan especiales e inolvidables.
Al leer la nota con esfuerzo contuve la risa que me dio la imaginación
del pequeño. En el papelito, arrancado de su cuaderno había puesto
con la letrita propia de sus seis años:
-Miss, le digo que Rodrigo va a su aula…
Demás está decir que no la había escrito su profesora… pero en los
días siguientes el pequeño Rodrigo, se ganó por lo menos un lugar en la
mesa de trabajo de robótica, todos los recreos que venía a visitarnos…
VII CAPÍTULO: ANECDOTARIO
A
d
cre
ita
ció
n
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