En los últimos años, América Latina ha experimentado un notable giro político hacia
la derecha, marcado por el auge de líderes y movimientos que combinan el liberalismo económico con tendencias socialmente conservadoras y autoritarias. Esta tendencia surge tras el declive de la "marea rosa" de gobiernos progresistas de principios de la década de 2000, a medida que la desaceleración económica, la inflación y el descontento público con la inseguridad erosionaron el dominio de la izquierda.
Figuras como Javier Milei en Argentina, Nayib Bukele en El Salvador, y coaliciones de derecha en países como Ecuador y Paraguay, y las últimas elecciones en Bolivia, ejemplifican esta tendencia. La llamada "Nueva Derecha" en la región se distingue de las élites conservadoras tradicionales al utilizar procesos democráticos y campañas modernas, especialmente las redes sociales, para movilizar apoyo, presentándose a menudo como un grupo antisistema. Muchos de estos movimientos neoliberales promueven la desregulación, la austeridad fiscal y la privatización, a la vez que impulsan agendas socialmente conservadoras, como la restricción de los derechos reproductivos o la eliminación de contenidos de género en la educación, y la búsqueda de un presupuesto equilibrado a costa de quienes menos tienen, a la vez que promueven ventajas para los pocos que más tienen. La consecuencia es el aumento de la pobreza y la imposición autoritaria de sus políticas, que desmantelan las industrias y negocios nacionales.