El Homo Sapiens desarrolló la mente imbuida en la materia que conforma nuestros cuerpos hasta llegar a lo que somos hoy en día con un conocimiento vasto que alcanza al cosmos y al desarrollo de la ciencia en todos sus ámbitos. Esto hizo que nos identificáramos con la materia hasta tal punto de olvidarnos que nuestros cuerpos también son energía y albergan un Espíritu que va más allá de la materia y la mente y abraza al Universo y es común a todos los seres vivos.
 
El Homo Luminoso, esta nueva etapa en el desarrollo de la humanidad, rescata y expande la conciencia del ser energético para unirnos y completarnos como lo que somos: seres luminosos con un cuerpo material perecedero y un cuerpo energético imperecedero que es parte de la energía del universo.