De origen legendario en Etiopía, en la región de Kaffa, de allí, el café viajó a Yemen siglo XV, los sufíes lo usaban para rezar durante largas noches. La ciudad portuaria de Mocha se volvió un centro de comercio. En Arabia y Turquía siglo XVI se fundaron las primeras cafeterías en La Meca, Estambul y El Cairo. Los colonizadores llevaron la planta a el Caribe, Brasil y Colombia, y Centro América.
La cafeína estimula el sistema nervioso central, aumentando la alerta, elevando la energía y la vitalidad. Ayuda a liberar ácidos grasos como fuente de energía, Puede acelerar el metabolismo. Es rico en antioxidantes, contiene polifenoles que protegen contra el envejecimiento celular, puede mejorar la circulación y la salud cardiovascular.
Beneficios mentales, concentración y memoria, mejora la atención y
la capacidad de aprendizaje a corto plazo, estimula la liberación de dopamina y serotonina, generando sensación de bienestar y combate
la depresión leve, puede reducir el riesgo de Alzheimer y Parkinson.
El café acompañaba las oraciones nocturnas como ayuda para mantenerse despiertos y meditar, en Turquía y Persia, se le llamó vino del islam, porque estimulaba el pensamiento. A nivel espiritual moderno, favorece la conexión en rituales colectivos, estimula la introspección, la creatividad.