La Raza Humana está viviendo un siglo de transformación, un verdadero salto cuántico de la conciencia. No es fácil percibirlo, pero los signos están a la vista para quienes se animan a dejar el paradigma antiguo de los pares de opuestos, de las recetas fáciles, de aceptar pensar por dictamen ajeno, de vivir a la sombra de intereses mezquinos que solo buscan el enriquecimiento rápido y ven a la Tierra como un botín a saquear.
En el mundo entero se está dando una confluencia de pensamientos y acciones que llevan a un mundo integrado donde prime el Bien Común.
Mujeres y hombres en todo el mundo lo intuyen y lo buscan al concentrarse más y más en temas que incluyen la protección del medio ambiente, el respeto por la vida, y el deseo de ser partícipes de sus propios designios. Y la ciencia, baja de sus torres de marfil, para expandir el conocimiento y la conciencia universal con su método de investigación y corroboración. Y lo curioso es que en ese afán por abrirse a lo universal y a lo infinitesimal, se acerca y redescubre el conocimiento y la sabiduría que nuestros antepasados de las distintas culturas ya lo sabían a través de los milenios. Conocimiento relegado a pocos que hoy está a disposición de todos.
Este despertar universal abrió un portal al homo luminoso hace poco más de 100 años con Einstein y la Física Cuántica y el renacer en este siglo del conocimiento que en las Américas estuvo relegado, escondido y protegido durante los últimos 500 años.