La ciencia mundial avanza a través del compartir de las experiencias de científicos en todo el mundo. Hoy más que nunca con los medios que nos brinda la tecnología, el internet, y la rigurosidad del método científico, los tiempos de aprendizaje se han reducido a tal punto que en poco tiempo un descubrimiento nuevo puede ser replicado y comprobado en distintas partes del planeta.
Esto funciona muy bien para la ciencia, pero que hay del ciudadano corriente que no sigue a la ciencia y que gradualmente se ve y siente más alejado del conocimiento científico que no entiende. Nuestra sociedad actual parece resignarse a una separación entre los ciudadanos corrientes y aquellos que ostentan el poder de aprender, experimentar, descubrir y abrir sendas nuevas hacia el futuro. En el siglo XX era como que no éramos capaces de seguir aprendiendo y quienes tenían el conocimiento no siempre fueron capaces de enseñar. Por suerte en este nuevo siglo hay más interés en aprender y más expositores que quieren transmitir conocimiento de un modo que se entienda. Solo hay que buscarlo y separar lo importante de lo superficial y falso.
El reto del siglo XXI es aprender del pasado y de las experiencias ajenas, de otro modo nos encerramos y alienamos más y más en nosotros mismos y nos desvinculamos de la Vida que nos rodea y de la cual somos parte.