El futuro ya está aquí, mientras damos la bienvenida al Año Nuevo! ¿Qué significará el futuro para la educación de nuestros jóvenes? Es decir, ¿coincidirá su entrega de instrucción con la forma en que sabemos que aprenden? Parece haber un amplio consenso en los adultos: padres, educadores, miembros de la comunidad y futuros empleadores, todos tenemos la misma intención para los jóvenes; queremos que sean adultos exitosos y productivos.
La educación está destinada a mejorar el potencial único de cada niño, establecer una experiencia escolar basada en
el desarrollo del bienestar humano y preparar a los niños para el futuro. Sin embargo, el modelo convencional de escolarización establecido en los últimos 150 años y el enfoque predominante en muchas escuelas públicas, privadas y católicas ofrece una estructura que es ineficaz para alcanzar estos objetivos. En cambio, la mayoría de las escuelas ofrecen: grupos de la misma edad, aprendizaje dividido en materias estáticas con instrucción para todo el grupo, estudiantes sentados mirando y escuchando a una autoridad adulta y competencia respaldada por pruebas estandarizadas y clasificaciones de grado.
The Future of Smart (2021) de Ulcca Joshi Hansen comparte que la creencia común de ser inteligente es "una idea basada en siglos de prejuicios sobre lo que importa y lo que no importa en las personas y las culturas",
y propone que nuestras naciones y nuestros niños podrían beneficiarse de una exploración profunda de "lo
que nuestro sistema de educación debería valorar más: la complejidad y riqueza de nuestra humanidad y las muchas formas diferentes en que las personas se involucran
y contribuyen al mundo".