Elegía a Pablo A. Pizzurno
Enmudecieron las campanas del Jueves Santo.
Un canto litúrgico se adueñó del nido;
Y el viejo maestro que quisimos tanto
Soñando en los niños se quedó dormido…
Era como el agua limpia y rumorosa
Que un día tuvimos gozoso en la mano…
Como el aire suave que mece a la rosa,
Con algo de apóstol y mucho de humano.
Don Pablo era eso; el vino que embriaga;
La palabra nueva que siempre esperamos,
La caricia dulce y el celeste halago;
Lo que en sueños vimos y al fin encontramos!
Don Pablo era eso: la nube viajera…;
La luz que ilumina por doquier que pasa;
El leño y el árbol, el libro y la escuela,
El santo y el templo y el amor sin tasa!
Recemos en nombre de todo lo bueno;
Don Pablo era eso, una antorcha de paz!
Don Pablo era eso, Jesús Nazareno…
¡don Pablo era eso y muchísimo más!
José Primo Saracchi
Semana Santa de 1940