Memoria
en la muerte de Pablo A. Pizzurno
Solo una vez lo ví. Radiante el día,
Cruzaba el sol sobre los altos árboles;
Mañana fresca sin romanos mármoles,
Pero con un jardín que florecía.
Las primerizas flores que veía,
Desde la negra tierra alzarse al cielo,
Desde que fue el invierno; frío hielo,
Que amenazó en sus ojos la armonía.
Una mirada clara, azul, serena,
de quien se eleva sobre la terrena
Prisión del alma y libra el corazón.
Y en el dorado otoño que hoy cruzamos
Recuerdo muchos, claros, frescos ramos
Y su mirada plena de emoción.
Carlos Oscar Cupo.