Ofrenda
¡Te fuiste, maestro! Tu dulce sonrisa
No nos habla ahora…¡triste realidad!
¡mas la luz que irradias nos hace más fuertes, y en
las justas luchas nos alentará!
Tu comprensión clara de todas las horas,
De todos los seres, de toda verdad,
Te hizo buen amigo del impulso sano,
Del esfuerzo noble, del progreso audaz!
Respetuoso siempre del pensar de todos,
Valiente atacaste cuando hay que atacar;
Y sin cortar alas, tendiste las tuyas;
¡venciste a la vida, sembrando bondad!
¡No has muerto, maestro! Tu espíritu alienta
En el magisterio!...¡Quién te supo amor
Con tezón inculca tus grandes amores:
Trabajo, justicia, paz y libertad!
Pilar. C. Gironella
Buenos Aires, marzo de 1940