Podrás sentir como las pastillas muerden los discos mientras el ABS se piensa mucho cuando actuar. Y sudarás tinta china, porque no puedes hacer otra cosa que concentrarte en la conducción, pelearte con el pedalier del Escarabajo y resoplar porque el único aire fresco que podrás sentir, es el que entre por la ventanilla… si es que no es temporada de verano.
CONDUCIR UN TIPO RUDO
Este pequeño diablo rojo, me acompañó a varios trackdays durante un par de años, hasta que un GT3 se cruzó en mi vida. Pero los grandes momentos vividos que me ha regalado, le ha reservado para siempre un lugar en el garaje y ahora, ya retirado de la dura vida de los circuitos, sigue haciéndome sonreír cada vez que vuelvo a los tramos de montaña y veo que ni los Porsche más modernos, con su PDK, sus discos cerámicos, sus controles activos de seguridad, sus mayores dimensiones y todo el elenco de gadgets imprescindibles en los coches modernos, son capaces de hacer sombra al placer de conducir a un tipo rudo como es el 964 RS. Aunque también es cierto que uno se hace mayor y que la espalda ya no aguanta la misma batalla que hace 10 años.
A pesar de su retiro, muy de vez en cuando, todavía pisamos circuito juntos; y aunque ya no entablamos batallas con nadie, puesto que su cotización empieza a ser mareante, no deja de maravillarme como hace algo menos de 25 años, Porsche y una regulación menos exigente que la actual, hicieron posible matricular un auténtico coche de carreras para la vía pública.