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Uso:

Unos 12 track-days al año

Salidas esporádicas por la sierra

Mantenimiento:

Revisión rutinaria cada 5000Km (mecánica Audi)

Gomas traseras cada 3 track days (semislick Toyo R888)

Gomas delanteras cada 6 track days (semislick Toyo R888)

Pastillas cada 5 track days

Consumo en calle: unos 9 litros a los 100

Consumo en circuito: unos 20 liros a los 100

Comportamiento:

Muy noble y precedible: te permite experimentar los límites sin grandes riesgos

Motor con muchos medios (2.0 TFSI turbo con 240CV): no es un coche para llevar en la zona roja

Aceleración fulgurante (3,9s de 0-100)

Ligero, muy ágil y paso por curva muy alto (790 Kgs y efecto suelo)

Motor central, aunque es fácil incitarlo a grandes derrapadas controladas

Velocidad punta no muy alta (unos 220 Km/h): aunque suficiente para la mayor parte de los circuitos (salvo Motorland o Portimao)

Cosas que gustan:

Es una opción increible como coche escuela para circuito: al ser matriculable, llegas al circuito, te pones a dar vueltas como un loco todo el día y te vuelves a casa tranquilamente en el coche

Tracción trasera y sin ayudas (no ABS, no controles de estabilidad,...), con lo que la conducción es muy pura

Solidez y niveles de acabado: monocasco de carbono (normativa FIA compliance), atención en los detalles, robustez de los acabados

Fiabilidad: motor, caja de cambios, electrónica,...derivada de coches de gran serie con fiabilidad demostrada

Diseño: espectacular, puede gustar o no gustar, pero no deja indiferente

Cosas que no gustan:

La protección aerodinámica para viajes largos es inexistente y el ruido aerodinámico llega a ser molesto (aunque KTM sacará en el próximo salón de Ginebra un parabrisas más grande de quita y pon); para viajes cortos ni te enteras (eso sí, casco obligatorio, aunque la homologación no lo exige)

Depósito de gasolina algo pequeño (35l), se queda corto en los track-days

Suena muy poco (se echa en falta un sonido más racing)

Resumen: El coche ha superado todas mis expectativas en muchos aspectos, es una herramienta de diversión pura -el Lotus Super7 del siglo XXI- y seguirá conmigo muchos años