Increíbles placas conmemorativas de carreras de la época, trofeos, cascos de pilotos... Todo un sin fin de pequeñas cosas en la que podríamos dedicar estar largos ratos de tiempo investigando.
Con una idea ya más clara de lo que estamos viendo, miramos a nuestra izquierda y nos encontramos nada menos que con el taller del museo, resguardado del público en general, protegido con unas paredes de cristal que afortunadamente nos deja ver lo que sucede allí dentro, cuando lo visitamos no estaban trabajando, que raro, por un momento creí no estar en Alemania. Aun así se puede respirar ese ambiente de espacios mitad taller, mitad box de competición....
2ª parte en número 3